Innumerable contenido y literatura coloca hoy en día a los datos como uno de los principales habilitadores de buenas decisiones para sortear el complejo proceso de Transformación Digital. Sin embargo, pocas veces se discute el rol de una visión flexible de la tecnología necesaria, de la “dolorosa” integración de datos que vamos a vivir, y del conocimiento que debemos tener como líderes, antes de poder comenzar con todo este proceso.
En mi experiencia, trabajando con algunas de las empresas y grupos financieros más grandes del país, he entendido cada vez más por qué esto ocurre y qué etapas o niveles tienen que usualmente sobrevivir este tipo de iniciativas. El siguiente es un ciclo ilustrativo de este proceso, que abordará y sintetiza cada posible iniciativa que podamos proponer, como una mejora incremental dentro de un contexto mucho más amplio de transformación institucional.
Ciclo de vida y niveles de una iniciativa de transformación digital basada en datos
Nivel 1: Estrategia
En principio, la Transformación Digital debe empujarnos a colocar datos, innovación cliente-céntrica, y/o tecnología, como nuevos componentes de nuestro core como negocio. Esto generalmente porque buscamos alcanzar, como consecuencia, distintos objetivos para mantenernos relevantes o liderar en nuestros mercados, por ejemplo: desarrollar nuevas experiencias y puntos de interacción, entender a profundidad el comportamiento, gustos y preferencias de nuestros clientes, y ofrecerles productos y servicios personalizados.
Sin embargo, en el primer nivel, la mayoría de las iniciativas de Transformación Digital, basada en datos, se apasionan y limitan a cumplir con estos objetivos secundarios y olvidan la importancia de una visión de largo plazo, flexible y orientada en el cliente. La discusión se vuelve estrictamente técnica y se pierden valiosas horas en definir qué tecnología y arquitectura compleja comprar ahora, en lugar de recordar porqué estamos en este proceso en primer lugar.
Algunas preguntas que infaltablemente debemos hacernos serán: ¿cuáles son nuestras expectativas?, ¿qué buscamos obtener como institución cuando terminemos?, ¿cómo este resultado contribuye al objetivo global y estratégico que persigo?
Nivel 2: Ejecución – Integración de datos
i superamos efectivamente el nivel 1, nuestro siguiente grupo de retos vendrá desde la ejecución, particularmente por la orquestación e integración de datos. Diariamente se generan y almacenan todo tipo de datos en nuestras organizaciones, provenientes de todo tipo de interacciones digitales. El problema es que se almacenan también en todo tipo de repositorios y sistemas tecnológicos, desde legacy hasta los más modernos.
Con un impacto cada vez más visible, tenemos entonces el reto de integrar múltiples fuentes de datos internas, aplicar capas automatizadas que mejoren la calidad de estos datos, para posteriormente unificarlos y crear la afamada “Single Source of Truth”. Además de clarificar expectativas, este casi siempre es el paso habilitador, y obligatorio, para cualquier posterior iniciativa en inteligencia de negocios, analítica o ciencia de datos.
Finalmente, entendiendo que la integración y el aprovechamiento de datos gradualmente se aleja de ser una ventaja competitiva y se vuelve un atributo o capacidad institucional fundamental, prácticamente un “commodity” dentro de un mercado exponencialmente cambiante y que requiere la mayor versatilidad tecnológica posible, la clave estará en cómo diseñamos este proceso, a quiénes involucramos en el periodo inicial de planificación y, nuevamente, qué tan claro tenemos el objetivo estratégico que estamos persiguiendo..
Nivel 3: Cultura
Caveat: en muchos casos, este nivel puede ser paralelo al nivel anterior. Lo cierto es, que este es el nivel en el que perecen la mayoría de iniciativas.
¿Cuántas veces hemos escuchado el concepto de organizaciones Data-Driven en medio de conversaciones de Transformación Digital? El problema es lo que significa realmente estar en ese punto y el tiempo que implicará lograrlo.
Una gran cantidad de instituciones, asumen que al sortear el nivel 1 y tener ya en el portafolio algunos proyectos tecnológicos ambiciosos, más esquemas de integración de datos, se han convertido en organizaciones Data-Driven; no lo son. En este nivel o etapa, puede que nos convirtamos más en artistas que en líderes, pero debemos estar preparados para navegar en medio de todo tipo de sensaciones que nuestra cultura evidenciará, inclusive la decepción. Por otro lado, si bien todos entendemos la importancia de un proceso de Transformación Digital integral (que considere el cambio organizacional y cultural), no logramos dimensionar qué actividades concretas nos permitan iniciar este curso.
¿Por qué ocurre esto?
El detractor más fuerte que he encontrado es que NO EXISTE, me atrevo a decir que en la mayoría de casos, un arquetipo o mapa claro de qué y cuál es mi cultura organizacional actual. Ojo, no hablo de la estructura organizacional u organigrama, sino de la cultura (aquello que es en ocasiones difícil definir). Esta circunstancia definitivamente hará mucho más complicado continuar con nuestro proceso y no nos permitirá conectar claramente el valor que hemos generado en los niveles anteriores.
Nivel 4: Talentos
En la etapa o nivel final, de empuje y continuidad, procuraremos nuestro talento. ¿Bastará con contratar ejecutivos centrados o experimentados en Transformación Digital? Probablemente no. ¿Es necesario medir el estado de competencias duras, incluyendo tecnologías y tendencias, y habilidades blandas, de todo nuestro equipo actual? Probablemente sí.
Niveles de una iniciativa de transformación digital basada en datos.
Nivel 1 : Estrategia
Nivel 2: Integración de datos
Nivel 3: Cultura
Nivel 4: Talento
Un error común es el enfoque estricto en la necesidad de nuevo talento o talento esencialmente “técnico” para promover y potenciar cualquier incursión en Transformación Digital basada en datos, olvidando la obligación de desarrollar y homologar competencias en el resto de la organización. Al fin y al cabo, este mucho más amplio grupo será el principal usuario y beneficiario de esta digitalización.
Si recordamos que, para la mayoría de nuestro talento, los datos no son el nuevo petróleo del Siglo XXI, sino por ahora simplemente “aire” (indispensables y cerca todo el tiempo, pero aún no lo suficientemente valorados), este principio de “alfabetización” digital y el entendimiento general de lo que los datos pueden provocar positivamente en cada una de las áreas de nuestra organización, es fundamental para sostener el cambio esperado en el futuro y lograr insertar institucionalmente, y de forma quizás definitiva, nuestra iniciativa.
Un error común es el enfoque estricto en la necesidad de nuevo talento para promover y potenciar cualquier incursión en transformación digital basada en datos, olvidando la obligación de desarrollar y homologar competencias en el resto de la organización.